El último tren a París. Dos colosos del fútbol moderno, uno que lo ha sido desde siempre, chocaron en el Santiago Bernabéu intentando dirimir al rival del Liverpool en la final del próximo 28 de mayo, en París. Tras el 4-3 de la ida, a favor del Manchester City, el Real Madrid apelaba a la mística una vez más, al milagro que habita en su estadio.
PUBLICIDAD
Con el ambiente caldeado, ambos saltaron al césped y enseguida saltaron chispas. Ganas de ganar abundaban, pero había poco fútbol entre uno y otro. El partido era parejo por lo bajo, con muchas patadas y pocas ocasiones de gol. Con mucha tensión, pero sin emociones, el primer tiempo se agotó con más nervios que gloria.
Como dos tahúres en el casino, el Madrid y el City lo jugaron todo a una carta: la del segundo tiempo. Los de Pep Guardiola volvieron a calzarse el traje pragmático, el overol grasiento para defender las envestidas merengues, que más allá de insinuaciones, llevaron poco peligro real de gol. Salvo una que tuvo Vinícius Jr., al segundo palo, ni bien comenzó el segundo tiempo, pero el brasileño erró.
Mientras tanto, el City apelaba a la contra. Con espacios, alguna iba a tener y alguna tuvo. Fue en los pies de Riyad Mahrez, quien definió con potencia una jugada de Bernardo Silva de campo a campo, dejando al argelino en la mejor posición para adelantar al conjunto inglés.
A falta de 5 minutos, solo un milagro rescataría al Real Madrid. Pero los milagros no ocurren tan seguido y esta vez no parecía que se fuera a dar. Pero, sobre la hora, el equipo volvió al partido luego de que Benzema le bajara un balón a Rodrygo, que lo empató en el Bernabéu. Con seis minutos de alargue, la Casa Blanca podía hacerlo otra vez.
¡Y lo hizo nomás! Una vez más, milagro en el Bernabéu. Así podría titularse la película y el protagonista bien podría ser Vinícius Junior, quien por los aires conectó un cabezazo tras centro de Dani Carvajal, anotando el 2-1 que necesitaba para forzar la prórroga. Guardiola no lo podía creer, ni nadie en la casa del Madrid. Otra mágica noche se estaba viviendo.
Pero no. Vinícius no sería el protagonista de la película, ni “milagro en el Bernabéu” sería el título. Porque en el estadio merengue, estos episodios no son un milagro, sino que suelen ocurrir cada cuanto. Además, el héroe de la película, al menos esta temporada, tiene nombre propio: Karim Benzema. El delantero anticipó a Rubén Días y consiguió un penalti que él mismo convirtió en gol para concretar la remontada, al comienzo del tiempo extra.
El título de la película es eterno, se cae de maduro. El Real Madrid no es un simple equipo de fútbol, no solo es un campeón, no solo es un superviviente ni el conjunto que transforma en posible lo imposible, no. El Real Madrid es mucho más que todo eso junto y en noches como estas se ratifica. El Real Madrid es una leyenda: ¡LA LEYENDA DEL MADRID!