La batalla final de una lucha ideológica. En Madrid, no solo se enfrentaban el Atlético de Madrid frente al Manchester City, con ventaja para los ingleses por 1-0, sino que chocaban dos filosofías de jugar y de ver la vida: Diego Simeone vs. Pep Guardiola.
En la ida, dentro de un pobre espectáculo, los de Pep lograron sacar una escueta ventaja porque quisieron ganarlo un poquito más que el Atleti, que de plano jamás quiso vencer en la ida. El plan del Cholo era llegar vivo a la vuelta y allí, con su gente, intentar vencer al gigante de Manchester, favorito de la serie.
Bajo un marco impresionante, con resonancia en cada costado de las tribuna, Atlético demostró que también puede jugar a otra cosa y adelantó un poco las líneas. Mientras tanto, Guardiola cambió todo su plan y el City estaba más preocupado por defender, que por atacar.
En otro primer tiempo con poco destacable, el que quiso un poco más fue el Atlético. Eso sí, sin presionar demasiado. Fue hasta el segundo tiempo cuando Simeone decidió adelantar líneas y encajonar a un rival que hizo lo que no suele hacer: defender como gato patas arriba.
Aún así, mereciendo un poco más, el equipo colchonero no encontraba la portería de Ederson. Lo único que tenía eran aproximaciones, que eran demasiado poco para empatar el juego y forzar la prórroga.
En la segunda mitad, Atlético Madrid subió la intensidad y el merodeo se volvió ocasiones de gol. Pero no encontró portería, ante un Manchester City que se dedicó a defender. Así, el Guardiola más cholista se llevó la eliminatoria, pero dejó un mal sabor de boca a los amantes del fútbol. Hoy se quemaron los papeles.