Se jugaba un cupo directo al Mundial de Catar 2022, con escala en Split, Croacia. Allí, la subcampeona del mundo recibía a Rusia, obligada a ganar para esquivar el repechaje. En cambio, los rusos sabían que el empate los llevaba al Medio Oriente, aunque la tarea no era nada fácil, con Luka Modric y compañía en frente.
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Encima, la lluvia no paró en ningún momento del partido. Con el diluvio, a Croacia se le hizo dos veces más difícil quebrar el cero que le convenía a Rusia. Para los soviéticos, lo que caía del cielo era maná, más si la cancha se hacía más y más pesada. Pese a eso, los ajedrezados se las arreglaban para invadir de peligro el área rival, mereciendo el gol en el primer tiempo, pero no se les daba.
La actuación de Matvey Safonov, portero de la selección rusa, tenía a su equipo empacando maletas para Catar. Sin embargo, Croacia no dejó de insistir, aunque algunas veces se nublara a la hora de la definición. De tanto ir e ir, a falta de diez minutos un centro al segundo palo fue atropellado por Fedor Kudryashov, metiéndolo en propia puerta. Ironía poética, Croacia no hizo ningún gol, pero Rusia se lo hizo en contra.
Con tal dramatismo, Croacia cumplió con su tarea y aunque no sea la misma del 2018, irá a Catar con los galones que le significan ser la subcampeona del mundo. Con los retazos de aquella generación, pero con la misma actitud capaz de conseguir lo imposible, como en esta ocasión evitar el repechaje y ya estar en Catar 2022.
