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Luis Díaz fue una pesadilla que atormentó los sueños del Villarreal en Anfield

El colombiano no se intimidó en su segundo partido como titular en Liga de Campeones con Liverpool.

Luis Díaz fue una pesadilla que atormentó los sueños del Villarreal en Anfield
Luis Díaz (EFE)

No hubo un futbolista en el campo con más ganas que Luis Díaz. No hubo un jugador con más arrojo a la hora de encarar, de buscar al Villarreal y de intentar que la pelota llegara a la red. El colombiano hizo uno de sus mejores partidos con el Liverpool y fue la gran pesadilla de Juan Foyth y los suyos.

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Se quedó sin el gol, pero no había nadie más sonriente que Díaz al final del partido. Enfundado en un largo abrigo del Liverpool, al colombiano lo abrazaba Rhys Williams, uno de los canteranos del equipo, mientras Jürgen Klopp iba uno a uno dando las gracias a sus jugadores.

El plan de meter a Díaz de inicio le había salido bien al técnico alemán. Esta era tan solo la segunda titularidad del de Barrancas con la camiseta del Liverpool en la ‘Champions’, pero no se achicó. Enfrente de The Kop se atrevió a hacer algo que normalmente no busca, por pura generosidad. Tres veces recortó hacia el interior y tres veces buscó la meta de Rulli. Una declaración de intenciones.

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El colombiano era la vía para desatascar la línea defensiva que el Villarreal había instalado en la frontal. Cuando no era un drible, era un disparo o un cambio de juego. Su banda era la que más caliente estuvo durante buena parte del partido. La atención amarilla se giró hacia él, para que en la segunda mitad entraran con mayor facilidad Jordan Henderson y Mohamed Salah por la otra y cayeran los dos tantos del ‘Pool’.

Díaz se quedó a centímetros del suyo. El futbolista colombiano, como si levitase, era capaz de regatear en un palmo de terreno y con la ligereza de pesar poco más de 20 kilos. Era una pluma saltando sobre el césped de Anfield. Pero su disparo se marchó lamiendo el palo. Una jugada en la que se vio solo en el área, hizo un amago de dar el balón a un compañero a su izquierda y, como si de un palo de golf se tratara, utilizó su diestra para buscar la rosca.

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La pelota no entró, pero Klopp, consciente del nivel y estado del colombiano, incluso decidió cambiar antes a Sadio Mané que a él. Su partido terminó a los 81 minutos, cuando el mito Divock Origi le sustituyó. Se cerró el telón de Díaz y se abrió en su cara una sonrisa, la de saber que ante el Villarreal hizo su mejor partido como ‘Red’.

Por: Manuel Sánchez Gómez / EFE

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