En juego otra final del mundo. La antigua Copa Intercontinental, hoy Mundial de Clubes, se definía entre un equipo inglés y otro brasileño. Chelsea y Palmeiras se definían la hegemonía del 2021, aunque estemos en 2022, con un colombiano defendiendo los colores del Verdao: Eduard Atuesta.
El jugador que salió de Independiente Medellín, y que pasó por la MLS, llegó al campeón de América para reforzarlo. Mientras adquiere minutos para ganarse la titular, da una mano desde el banco de suplentes e iba a tener su oportunidad. Pero antes iba a apoyar a sus compañeros, quienes le plantaron cara a los ganadores de la Champions.
Palmeiras salió a jugarle de igual a igual al Chelsea. En el primer tiempo, las mejores fueron del equipo paulista, aunque sin fortuna de cara al arco de Edouard Mendy. Con un tímido Chelsea, todo se trasladó a la segunda mitad.
Sin exigirse demasiado, los Blues impusieron su calidad con un gol por las alturas de Romelu Lukaku. El belga ganó en el salto y puso el 1-0 para los europeos. Parecía que la historia se repetía y una vez más la copa se iba para el Viejo Continente.
Pero Palmeiras iba a vender cara su piel. Los campeones de la Copa Libertadores fueron con lo que pudieron y se encontraron con un penal indicado por el VAR, bastante polémico por una mano de Thiago Silva. Raphael Veiga se hizo cargo y empató el partido.
Ahí Chelsea se puso bravo. Los ingleses comenzaron a apretar para quedarse con el título, mientras que los sudamericanos aguantaban como podían, buscando la prórroga en Abu Dabi. Para aguantarlo, el DT del Verdao lo mandó a Atuesta a la cancha y el cambio le dio resultado. Prórroga en el Medio Oriente.
Desesperado, Chelsea quería ganarlo, mientras que Palmeiras lo aguantaba como podía. Sin embargo, otra vez el VAR se hizo presente y encontró una mano de un defensor brasileño, permitiendo que Chelsea se volviera a poner adelante con un penalti ejecutado por Kai Havertz. A cinco minutos del final, moría la ilusión. Eduard Atuesta fue amonestado por protestar la decisión.
Al final, Chelsea se consagró campeón del mundo y a Palmeiras le quedó la miel en la boca. Otra vez a los sudamericanos se les niega, como en la última década. Aquella consagración de Corinthians en 2012 ya parece añeja.